La Taxonomía de Bloom es una herramienta ampliamente utilizada en el ámbito educativo para la construcción de objetivos de aprendizaje. Fue desarrollada por Benjamin Bloom en 1956, y su objetivo principal es promover un marco de referencia que los educadores puedan usar para clasificar y organizar los objetivos de aprendizaje en niveles de complejidad y especificidad.
La taxonomía original se divide en tres dominios: cognitivo, afectivo y psicomotor, aunque el más utilizado y desarrollado es el dominio cognitivo. Este último se clasifica en seis niveles de habilidades cognitivas que van desde las más simples hasta las más complejas:
Conocimiento: Se refiere a la capacidad de recordar datos o información. Ejemplos de objetivos podrían ser "recordar fórmulas matemáticas" o "memorizar fechas históricas".
Comprensión: Capacidad para entender el significado de lo que se ha aprendido. Ejemplos incluyen "explicar en tus propias palabras los pasos de un proceso científico" o "interpretar un gráfico".
Aplicación: Utilizar la información en situaciones nuevas y concretas. Esto podría ser "usar una ley física para resolver un problema práctico" o "aplicar técnicas de escritura aprendidas para redactar un ensayo".
Análisis: Desglosar información en sus componentes y entender su estructura. Por ejemplo, "analizar los elementos de una obra literaria para determinar su tema" o "diferenciar entre diferentes tipos de células en una muestra biológica".
Síntesis: Combinar elementos para formar un todo coherente o proponer soluciones alternativas. Esto podría incluir "diseñar un experimento científico para probar una hipótesis" o "crear un plan de negocio".
Evaluación: Juzgar la validez o calidad de algo basado en criterios. Los ejemplos incluyen "evaluar la efectividad de una estrategia de marketing" o "criticar una obra de arte basándose en criterios estéticos".
En 2001, Lorin Anderson y David Krathwohl discípulos de Bloom revisaron la taxonomía para reflejar una visión más contemporánea de la educación y el aprendizaje, cambiando los nombres y el orden de algunos niveles:
- Recordar
- Entender
- Aplicar
- Analizar
- Evaluar
- Crear
Estos cambios también involucran una perspectiva más dinámica y activa del aprendizaje, poniendo el énfasis en "crear" como la forma más avanzada de procesamiento cognitivo.
La Taxonomía de Bloom es especialmente útil en la educación porque ayuda a los profesores a diseñar actividades y evaluaciones que promueven niveles más altos de pensamiento crítico y aprendizaje significativo, además de facilitar una comunicación clara de objetivos entre educadores y estudiantes.
Comentarios